Los niños de la sociedad actual viven una “infancia desnaturalizada”, escribe Richard Louv en su libro Last Child in the Woods (El último niño en los bosques). Según el autor, nuestros niños están cada vez más desconectados del mundo natural y pasan más tiempo encerrados que al aire libre.
Según Louv, el reemplazo de praderas, bosques y pantanos por manipulados céspedes, campos de golf y urbanizaciones ha apartado a los niños del mundo natural, creando situaciones tan inverosímiles como la que explica un estudio realizado en Inglaterra en 2002, el cual reflejaba que los niños de 8 años podían identificar más fácilmente a los personajes de Pokemon que, por ejemplo, a un escarabajo, una nutria o un álamo.
Por otro lado, lo que el autor llama la “afección del déficit natural” está provocando en nuestros niños el ADD-Attention Deficit Disorder (problema de atención) y aumentos de obesidad y depresión. La cifra de prescripción de antidepresivos en niños se ha doblado en los últimos cinco años y estudios recientes demuestran que el uso excesivo de ordenadores acaba provocando un problema de desarrollo cerebral.
Louv nos muestra, a través de numerosos ejemplos prácticos, cómo la exposición directa a la naturaleza es esencial para un desarrollo saludable de la infancia –físico, emocional y espiritual-. Según el autor, la educación basada en el medio ambiente mejora considerablemente el rendimiento escolar, estimula la creatividad y proporciona una mayor habilidad en la resolución de conflictos, pensamiento crítico y toma de decisiones.
Sin embargo, afirma, en la sociedad actual, ordenadores, televisión y videojuegos acaparan el tiempo libre de nuestros niños. También el miedo de los padres a accidentes de toda índole, la obsesión por estructurar los horarios, la creciente imposición de deberes escolares y la falta de medios para acceder a los espacios naturales dificultan la relación de los niños con el medio ambiente.
En Last Child in the Woods, el autor habla con padres, niños, maestros, científicos, líderes religiosos, investigadores del desarrollo infantil y medioambientólogos quienes reconocen la amenaza y ofrecen soluciones. Louv nos muestra un futuro alternativo en el que los padres ayudan a sus hijos a experimentar con el mundo natural de una manera más profunda, encontrando en el proceso la dicha de la conexión familiar.
Last Child in the Woods se ha convertido en un bestseller en Estados Unidos, ha provocado una conversación a nivel nacional sobre la desconexión de los niños con la Naturaleza y ha dado lugar a movimientos y plataformas como “Children&Nature” o “No Child Left Inside”, cuya tarea consiste en recuperar los escenarios al aire libre como lugares insustituibles para los juegos y el aprendizaje.
En Inspira consideramos que Richard Louv, con su libro, ha iniciado un debate imprescindible para el futuro de nuestros niños. Por ese motivo, nos hemos puesto en contacto con él para que nos explique cómo surgió la idea de escribir este libro, cuáles son las consecuencias de la falta de contacto con la Naturaleza en los niños y qué repercusión ha tenido su trabajo.
¿Cómo le vino la idea de escribir “Last Child in the woods”?
Mientras estaba investigando para otro libro, entrevisté a casi 3.000 niños y padres por todo Estados Unidos, en zonas urbanas, suburbanas y rurales. En las aulas y en los hogares familiares, el tema de las relaciones de los niños con la naturaleza salía a colación en algunas ocasiones. No tuve más remedio que darme cuenta de la división en aumento existente entre los jóvenes y el mundo natural, y las implicaciones sociales, espirituales, psicológicas y medioambientales de este cambio.
¿Cómo fue el proceso de escritura del libro? ¿Estuvo en contacto con organizaciones que promoviesen la necesidad de los niños de estar en contacto con la naturaleza?
Descubrí rápidamente que había individuos y organizaciones que ayudan a introducir a los niños en la naturaleza, sin embargo en su mayoría estaban trabajando tranquilamente, en su propia región, y normalmente no podían compartir su conocimiento con un público más amplio. Hubo también investigación científica para corroborar la necesidad de estos esfuerzos aunque no la suficiente, y no se expandió en términos generales. Bajo mi punto de vista, necesitábamos explicar lo mala que era la situación, y ofrecer soluciones, para conseguir la atención de gente que pudiese provocar a un cambio social. Me alegra decir que, desde la publicación del libro, organizaciones, políticos, familias e individuos se han reunido por todo Estados Unidos para intentar darle la vuelta al déficit de naturaleza.
¿Qué déficits básicos de los niños consideraría como los más importantes para aquellas personas que no están en contacto con la naturaleza?
Esa podría ser una larga lista aunque sería importante incluir a la salud, el aprendizaje y la autoestima personal. Los niños que entran en contacto con el juego de la naturaleza están más sanos, consiguen mejores resultados en la escuela y probablemente son más felices que sus compañeros, que vuelven a casa de la escuela y miran a una pantalla en vez de experimentar con lo que está de puertas para afuera. Por ejemplo, unos fascinantes estudios recientes realizados por el Laboratorio de Investigación Humana-Medioambiental de la Universidad de Illinois muestran que el contacto directo con la naturaleza puede aliviar los trastornos de déficit de atención. En comparación, las actividades de interior, tales como ver la televisión, o actividades en el exterior en áreas pavimentadas y no verdes, hacen que estos niños funcionen peor. Investigaciones recientes sugieren que la exposición a la naturaleza puede mejorar todas las habilidades cognitivas de los niños y la resistencia al estrés y a la depresión – más de 100 estudios revelan que uno de los beneficios principales de pasar tiempo en la naturaleza es la reducción de estrés. Los psicólogos medioambientales informaron en 2003 que simplemente el hecho de tener una habitación con vistas a la naturaleza puede ayudar a proteger a los niños contra el estrés, y que el impacto protector de la naturaleza cercana es lo más beneficio para los niños más vulnerables – aquellos que sufren los niveles más altos de vida estresada. Otros estudios indican que la naturaleza puede ser una terapia potente para enfermedades como la obesidad y la depresión. Además, las pruebas sugieren que la creatividad se estimula con las experiencias infantiles en la naturaleza. Se pueden encontrar links a estudios en la página web de Children and Nature Network (Red de Niños y Naturaleza): www.childrenandnature.org.
¿Cuáles consideraría que son para los niños los beneficios básicos más importantes al estar viviendo en contacto con la naturaleza?
En primer lugar, que forman parte de un mundo más grande. Pasar tiempo en la naturaleza puede ayudar a los niños a aprender a tener confianza en ellos mismos; los niños hiperactivos pueden volverse más calmados, más capaces de centrarse en algo. Los estudios de creatividad muestran que los niños que juegan en zonas de recreo naturales son mucho más propensos a inventar sus propios juegos y mucho más propensos a jugar de forma cooperativa. Los niños que tienen experiencia jugando en la naturaleza también consiguen mejores notas en Ciencias. Hemos aprendido que los niños que se desarrollan como líderes en zonas de recreo planas y de superficie dura tienden a ser los más fuertes, mientras que los líderes que se desarrollan jugando en zonas naturales suelen ser los más listos. No tiene ningún sentido contener la necesidad innata de un niño de jugar y, a través de ese juego, desarrollar diversas habilidades mentales y físicas. Jugar en la naturaleza no es obviamente una cura para todo, pero es una gran ayuda, especialmente para los niños que están acuciados por circunstancias que van más allá de su control. El gran valor de los programas al aire libre es su enfoque en los elementos que siempre han unido a la humanidad: la lluvia conductora, el fuerte viento, el sol caliente, el profundo y oscuro bosque, la piedra – y el temor y el asombro que inspira nuestra Tierra, especialmente durante los años formativos del niño. El contacto con la naturaleza les permite a los niños ver que son parte de un mundo mayor que les considera parte de él.
Sabemos que el “Last Child in the Woods” ha tenido un importante éxito de publicación en Estados Unidos; ¿será traducido pronto al español?
El libro está ahora en ocho lenguas. Me encantaría que el libro estuviera disponible en español y he tenido muchas solicitudes para ello. Quizás su artículo provocará un mayor interés entre las editoriales de libros en español.
Su libro ha inspirado diferentes movilizaciones que reconectan al niño con la naturaleza, tales como Children and Nature Network, www.childrenandnature.org, ¿está en contacto con ellas?
Diariamente. Soy el cofundador y presidente de la organización sin ánimo de lucro Children and Nature Network y trabajamos muy duro para animar y apoyar a las personas y organizaciones que están trabajando para volver a comunicar a los niños con la naturaleza. C&NN tiene disponibles las últimas noticias e investigaciones en el campo y se ha convertido en una red de igual a igual para investigadores, individuos y organizaciones dedicadas al bienestar de los niños. Le recomiendo que eche un vistazo. Únase a nosotros.
Fuente: Inspira, información sobre salud infantil y medio ambiente
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