vidasol

Tu visión devendrá más clara solamente cuando mires dentro de tu corazón…Aquel que mira afuera sueña. Quien mira en su interior, despierta”. Carl Jung

Es verdad que hoy en día hay mucha angustia e inseguridad respecto a la educación de los hijos. La culpa, el estrés, el estar perdido, a veces llega a superar el disfrute que se puede llegar a sentir en la crianza, cuando te das el tiempo de ir con calma, respetando las reales necesidades de tus hijos y tus necesidades como padre también.

En los tiempos que atravesamos, en que la tecnología, las redes y las comunicaciones han sido capaces de entrar de tal manera a nuestro mundo, a nuestra intimidad, a nuestras familias; a veces se hace necesario saber filtrar y poner un límite a todo lo que este desarrollo conlleva.

Hablando sobre nuestros hijos, es verdad que esta oleada de nuevas tecnologías puede traer beneficios, así como también cosas no tan buenas si no se sabe equilibrar y supervisar el tiempo y el contacto que tienen los más pequeños con estos avances. Podemos encontrar una infinidad de información que nos habla de los pros y los contras de las nuevas tecnologías y su impacto en las nuevas generaciones. Plantean a qué edad debería un niño comenzar su contacto con todo tipo de aparatos electrónicos , el tiempo de exposición, el tipo de información que debería ver ; y se trata de encontrar el equilibrio con la finalidad de que salgan beneficiados y no nos arrepintamos después como padres de consecuencias negativas. Sin embargo, si nos ponemos a pensar en el mal uso de las nuevas tecnologías de la información, estas no solo pueden ser perjudiciales para nuestros niños, sino que también para nosotros los adultos.

Existe tanta información en la red cuya finalidad es darle una mano y ser quizás una luz en el camino para tantas personas que han decidido ser padres. Grupos de crianza, páginas web, blogs (como este) talleres online, artículos, grupos de discusión, libros…,pero OJO, no dejemos que esta luz en el camino nos encandile de tal forma que nos ciegue y no nos deje ver con claridad cuál es nuestra misión como padres.

Todos estos artículos relacionados con crianza y educación respetuosa, bien pueden ayudarnos si esta información la tomamos como consejos, como una guía; o bien pueden provocarnos totalmente lo contrario, cuando nos enfocamos y nuestro propósito es hacer al pie de la letra lo que indican profesionales, investigaciones científicas, sitios específicos…, y nos pasamos al extremo de ver lo que estos nos proporcionan ya no como una ayuda, sino como mandamientos que hay que seguir al pie de la letra.

A modo muy personal, todo lo que comparto desde esta página, lo cual hago con mucho cariño, lo hago para que aprendamos juntos, y cada uno como padre debe decidir entre seguir los consejos o no,  y/o  adaptar la información a las necesidades de sus  hijos y familias.

Creo que es tan importante a la hora de ser padres contar con la suficiente madurez emocional que nos permita encontrar el equilibrio entre lo que nos pueda proporcionar el entorno, por más válida que sea la información que nos llegue, y qué sentimos  como padres;  tomando en cuenta que nuestros hijos son seres únicos, y que lo que sirve o es beneficioso para una familia, no tiene por qué serlo ciento por ciento para la mía también. He aquí la importancia de conectarnos con nuestras necesidades y las de nuestros hijos, con nuestra propia luz, ya que si logramos conectarnos con esta, lo demás, lo que me llegue desde afuera, no será más que un consejo, que puedo seguir o no seguir, pero nunca una imposición y/o regla que debe ser cumplida.

Cuando te sumerges en tu mundo interno, encuentras una luz que no se puede apagar, la luz de la conciencia, brilla para todos, en todos” Alejandro Jodorowsky

¿No será entonces que más que alternativas que nos permitan saber desde el exterior qué es lo que debemos o no hacer respecto a la educación de nuestros hijos, necesitamos estrategias que nos ayuden a conectarnos con nuestra luz interior, con nuestra verdad como padres? No es fácil, porque desde pequeños nos han enseñado de muchas maneras a buscar “fuera”, lo que en realidad muchas veces tenemos dentro.

arbolsagrado

Bien dicen que la educación siempre ha fomentado y le ha dado más importancia a la razón, a la certeza.  Somos una generación marcada por la educación de nuestro hemisferio izquierdo, el lógico, el racional, el que cree y da validez a lo que se puede comprobar y medir, porque si no lo dice el resto y no se ha comprobado científicamente ¿nos cuesta creerlo no? Y esto lo hemos llevado a nuestra labor como padres. Porque mientras el estudio de tal universidad, o mi grupo de crianza  no me diga o confirme que lo que estoy haciendo es lo correcto, ¿tengo la duda no? ¿Y dónde queda entonces lo que siento, lo que intuyo, lo que dice mi voz interior, mi voz como madre y padre?

Creo que ha llegado la hora de empezar a conectar con esa parte dormida, adormecida, acallada, llamémosle hemisferio derecho, emociones, corazón, intuición. Esta parte que no nos educaron, nos nos estimularon,  esta parte tan nuestra que no quiere pruebas, estudios, aprobación o validez externa. ¿Cómo lo hacemos? He aquí nuestra tarea. Creo que lo primero es tomar conciencia sobre esto, lo demás ya vendrá por sí solo. Para empezar, solo nos queda volver nuestra mirada hacia dentro, confiar y escuchar…

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