“Volvámonos locos. Soltemos las riendas que nos sujetan y nos amarran a una realidad caduca. Crucemos todas la esquinas y dejemos que nuestras miradas siempre salvajes se filtren por las fachadas y husmeen en todos los corazones que aún laten pidiendo permiso. Caminemos contra el viento, si hace falta, para dar la vuelta al mundo y regresar a nuestras vidas y recuperar la risa, el misterio, el hambre que nos hacía llegar al amanecer sin sueño y a la noche sin tregua. Amemos lo que somos y lo que podemos llegar a ser. Apreciemos lo que tenemos sin dejar de ansiar…
Seamos inoportunos e imprudentes. Que nos digan que no y nos miren de reojo con cara de pena. Que se crean que van a amedrentarnos con sus caras de marmota cansada y envuelta en una rutina insoportable. Ya vendrán. Ya se darán cuenta de que nuestra locura es vida y un día querrán compartirla. Mientras, que nos maldigan… Luego, tendamos la mano, si hace falta.
Seamos todo lo que nos han dicho que estaba prohibido ser si es lo que queremos y necesitamos. Si por una vez, nos damos cuenta de que la vida real está al otro lado de la valla, donde siempre nos dijeron que no se podía pisar. Al otro lado de ese muro al que nunca nos permitieron trepar … Y gritemos esas palabras que siempre nos dijeron que no se podían pronunciar. Pisemos la línea, pongamos el dedo en la llaga, saltemos encima de nuestras conciencias amodorradas y rompamos algunas normas que no sean para nosotros sagradas… A ver qué pasa. A ver si el mundo se desmorona y el cielo cae. A ver si la luna se esconde y la tierra deja de dar vueltas… A ver si sólo cambiamos nosotros y nuestro mundo y para el resto no sucede nada más que tener que ver cómo vivimos según nuestros anhelos. No vendamos nuestros principios, vivámoslos como merecen y merecemos.
Demos la vuelta. Equivoquémosnos cada día. Dejemos nuestras vidas expuestas al sol para que cicatricen. Aireemos nuestras penas y miserias para que la brisa que pasa se las lleve y nos deje ávidos de nuevas historias y sin un solo pensamiento que nos haga temer el futuro y dar un paso atrás. Tengamos todo el miedo necesario, pero no dejemos que el miedo nos tenga…
Lloremos todo lo llorable. Riamos todo lo risible. Sintamos todo lo que somos capaces de sentir sin escondernos de sus miradas. Que nos vean soñar y amar, que sepan que nos ilusionamos y no nos avergüenza. Que sepan lo que sentimos y que esa sea nuestra bandera. Que envidien nuestras esperanzas y copien nuestros deseos, que sueñen con tener el valor que tenemos nosotros de plantar cara para vivir sin más ataduras que el respeto y la cordura de nuestras locuras controladas.
Seamos lo que soñamos. Luchemos por ser lo que soñamos. Desatemos esas pasiones que tenemos enlatadas y sujetas… Que nada nos haga retroceder ni pensar que no podemos, que no merecemos, que no necesitamos.
Que no nos entiendan, aunque entendamos. Que no nos acepten, aunque aceptemos. Poco importa lo que piensen, aunque lo respetemos, porque lo que realmente importa es lo que pensamos… Que no creamos que lo sabemos todo… Que sepamos escuchar a todos, incluso a nosotros mismos… Que siempre nos quede una cuesta por subir y un reto por alcanzar.
Salgamos de nuestros cascarones seguros y demos una vuelta por otros mundos. Aunque haga frío y tengamos miedo, aunque a veces no tengamos claro el destino o no recordemos el camino de vuelta.
A veces, para llegar a uno mismo hay que salir de uno mismo y dar mil vueltas.
Que no llegue otra noche sin haber apurado el día…”
MERCEROURA la rebelión de las palabras
Imágenes: Amanda Cass